Virtud IV

Introdujo la carta en un sobre y la envió a la misma dirección .

El segundo paso sería, averiguar con sus propios ojos, quien era el destinatario, dónde vivía..... tenía que hablar con ese hombre...

Mientras esperaba la respuesta de "su carta", decidió hacer algunas pesquisas que dirigía en todas direcciones, pero todas sus andanzas no dieron mucho resultado., al menos no el esperado.

Y la carta llegó. No empezaba como siempre sino un tanto abrupta, prescindiendo de cualquier palabra de introducción que manifestara indicios de sorpresa, o de alegria.

Cree en los sueños. Muchos profetas creyeron en ellos.Me preocupa tanto tu bienestar y tu salud, que mientras tenga un soplo de vida, te escribiré y pensaré en tí.

No sé si durante o después de leer tu carta, he soñado contigo, o simplemente lo he pensado, ya no distingo los sueños de los pensamientos... pero en cualquier caso el pensamiento eras tú.

Veía el altar de una Iglesia... mientras un mujer llegaba hasta tí, tan guapo e inocente... que no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas. Pero no eran lagrimas de tristeza, eran "lágrimas de compasión"... ¿por qué?, me pregunto ahora... ¿por qué tengo que compadecerte? si la digna de compasión soy yo.

Pero volviendo al sueño... sigue leyendo por favor. Esas lágrimas, salían de mis ojos como rayos de luz que buscaban tu corazón, y a través de ellas pude leer en tu alma "sin vida, sin remordimientos".... Esa luz se ensanchaba cada vez más , hasta que yo quedé envuelta en una luz blanca... pero triste y opaca, como la niebla y nos separó.

Creo que es un aviso, una señal... o quizá sea efecto de la morfina, pero sólo quizás.

Así, acababa la carta..... una vez más sorprendido, sin firma, sin palabras de despedida.

El papel, cubierto de garbatos más o menos convencionales un tanto escolares., y la letra muy insegura y descuidada.

Estas palabras, y la duda que manifestaba acerca del estado de sus facultades ,le sugirieron una nueva idea. Una idea que no osaba expresar absolutamente a nadie., al mismo tiempo que empezaba a dudar de sus propias facultades mentales. Esta vez, protegió, su valor y su razón.. se negó a admitir ninguna idea que no hubiese probado por hechos concretos, mientras rechazaba al mismo tiempo cualquier suposición.

Se dirigía a la calle, cuando al pasar frente a los buzones... una mujer intentaba cerrar el buzón con llave... se paró en seco, y mientras se acercaba a ella, vió como palidecía y le miraba con ansiedad.....parecía sorprendida y preocupada. Dijo tan solo:

-Dios quiera que todo termine bien.

Cuando intentaba marcharse, le preguntó a la mujer con toda la serenidad de que fué capaz, si necesitaba ayuda.

La mujer asió con fuerza su brazo y se apoyó en él con todo su peso.

-No sé por qué- hay algo en usted que me estremece. Siento que......

Mientras le miraba, le sonreía, y mientras se alejaba intentaba llorar.